Pocas veces he usado este blog para contar historias personales. Llevo años con él y lo he tenido tan descuidado. A veces pienso que se me fue el amor por escribir, pero luego veo tantos cuadernos junto a mi cama, en mi librero, en mi mochila, todos llenos de historias y reflexiones; que me doy cuenta que ese amor por la escritura sigue ahí, sólo que no lo comparto con nadie.

Y ¿cómo no conservar ese amor? si escribir siempre ha sido mi desahogo… si cada momento importante de mi vida se ha quedado plasmado en un papel.

Quizá lo que si perdí fue la forma romántica de escribir. Esos versos endecasílabos que a veces inventaba, rimas y palabras cursis que salían de mi corazón.

¿Por qué? Tal vez porque hace mucho que nadie me inspira ni provoca tanto en mi como para que me salgan nuevas rimas, quizá porque las últimas veces que escribí ni siquiera me quisieron leer y también quizá sea por que ya no me doy el tiempo, porque mi mente está en otras cosas. No lo sé.

Lo que sí sé es que hoy tuve ganas de escribir y que ojalá vuelva a tener ganas más seguido porque como dice la descripción de este blog “siempre hay algo qué escribir”.

Esto podría ser un regreso.

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