Despreciaste mi amor toda la vida

y pensé que odiabas mi cariño,

la muerte me recogió en una avenida

y tú, herido; lastimado como un niño.

 

Mi vida terminó en ese accidente,

cuando abrí los ojos estabas llorando

y me hablaste con el corazón, desconectaste tu mente,

en ese momento yo me estaba marchando.

 

Tú herido del cuerpo, yo del corazón,

tú morías en vida, yo ya no vivía

ya no servía de nada mi ilusión

esa barrera nuestro mundo dividía.

 

Entonces comprendiste que me amabas,

que yo era el amor de tu vida

y tú arrepentido me hablabas

pero era tarde y ya nada servia.

 

Entendiste que el amor no se debe despreciar

aprendí que con la muerte te valoran mucho más,

mi sueño se acabo, aunque no pude despertar

tu frialdad se terminó ¡ahora busca a alguien más!