Aclaro antes que todo, que no pretendo sonar despectiva con el título, simplemente se me ocurrió pero no es con la intención de ofender.
Dicho lo anterior comenzaré a platicarles sobre el metro de la Ciudad de México, ese al que yo llamo «El mall de los pobres».
¿Alguna vez has puesto atención a todo lo que venden en los vagones del metro? Es impresionante cómo cada vez venden más cosas, algunas seguro ni te pasarían por la cabeza. He llegado a pensar que cuando no pueda encontrar algo en el súper o en el mercado lo voy a encontrar en el metro.
Desde que abordas al vagón te encuentras con el primer vendedor, a veces hasta se suben en pares, comienza el primero a gritar ofreciendo lo que vende y conforme avanza inicia el otro a hacer la misma chamba.
Algunas de las cosas que he visto son lamparitas de todo tipo, unas de ellas son plumas a la vez, otras son para identificar billetes falsos. Hay una cantidad inimaginable de discos (piratas por supuesto, si no, no serían tan baratos); con todo un repertorio musical (Luis Miguel, Parchis, Sarah Brightman, José José, Shakira, Nigga… no importa si es el artista del momento o de antaño; tienen de todo).
También hay DVD’s ya sea musicales o educativos, aquellos con los que puedes aprender inglés o los que traen videos del recuerdo. Documentales y quizá hasta tengan en su repertorio el video de mis 15 años.
Libros como el Baldor, guías de ortografía, de matemáticas, de cocina, de chistes, de adivinanzas.
Discos que no sabía siquiera que existían, como la recopilación de pensamientos y poemas de Mariano Osorio.
Y no pueden faltar las chucherías como los chicles, paletas, chocolates, gomitas, pepitas, cacahuates.
También están los vendedores de pulseritas y llaveros. El clásico cubo Rubik, rosarios, el set de costura con agujas e hilos, pero lo más importante es que trae la súper aguja con forma curva que puede usarse para coser balones de americano.
Hasta hay productos para la salud, como las pastillas de Zorritone o dulces de propóleo para la tos.
Además, no sólo encuentras amplia variedad de productos, sino también llamativos precios. Los vendedores siempre pegan el grito de «En otros lados lo encuentra a 30 pesos, pero yo lo traigo hasta usted por la módica cantidad de 10 pesitos o llévese 3 por 15» ¡Vaya ofertas! Nunca vas a encontrar precios como esos.
Una de las frases más usadas por éstos personajes de la vendimia es «de novedad» a veces el producto es más viejo que los calzones de Porfirio Díaz pero al decirte que es el producto «de novedad» te hacen creer que es una nueva moda y muchos caen y terminan comprando.
Si un día te dispones a comprar todo lo que te ofrecen en el metro seguro saldrías con unas bolsas repletas de productos que nunca en tu vida vas a usar pero sentirás que compraste mucho con poco dinero. ¿Qué otro centro comercial te podría dar esa satisfacción de comprar tantas cosas y gastar tan poco? Por eso yo digo que el metro es el Mall de los pobres, pero ya saben que lo digo sin ofender ¡eh!
¿Y ustedes qué otras cosas raras han visto que se vendan en el metro?