Dicen que en México no hay trabajo, pero les contaré lo que yo veo en la empresa en la que laboro.
Por un lado tenemos a los que ya están contratados. La mayoría de ellos llevaban muchos meses sin conseguir un empleo, entonces llegaron a mi empresa y los contratamos (Me estoy enfocando a jóvenes recién egresados). Uno esperaría que se sintieran emocionados porque por fin después de tantos meses de búsqueda tienen un trabajo formal, esperaría también que se mostraran agradecidos y le echaran todas las ganas del mundo y fueran productivos, pero en su lugar, uno se da cuenta que sólo la primera semana le echan ganas y después sacan su lado irresponsable y mediocre. Es muy triste; es como si pensaran “total ya me contrataron, ahora que me aguanten y me conozcan tal cuál soy”.
A veces guiándolos pueden corregirse y dar resultados, pero en ocasiones no hay ni cómo ayudarlos.
No digo que todos sean así, también he conocido personas bastante comprometidas que le echan ganas a lo que hacen, son proactivos y entregan resultados satisfactorios, pero ¡vaya que cuesta mucho encontrar a este tipo de personas!
Por otro lado, tenemos a los “candidatos”, esas bellas personitas que se postulan cuando tengo una vacante. Ahí me encuentro con otro problema o más bien con muchos. Para empezar, descubro que la gente no sabe leer, pones ciertas características en la vacante, como por ejemplo “Zona de Trabajo: Naucalpan, Estado de México” y se postula gente de otros estados de la República; cuando les escribes si van a cambiar de residencia o viajarán diario hasta acá responden que no se dieron cuenta de que la vacante era en el Estado de México.
También hay instrucciones que no siguen, como “Envía tu CV a tal correo especificando el nombre de la vacante a la que te estás postulando”. Un gran porcentaje de personas envía el mail y no menciona para qué se postulan. Si en la empresa sólo tuviéramos una vacante activa, no importaría, pero cuando uno tiene activas muchas vacantes, es difícil estar adivinando a qué se están postulando.
Después viene el tema del CV. Muy pocos saben hacer un buen CV y muchos se excusan diciendo que en la escuela no les enseñaron, pero ¡por favor! Estamos en la era en la que todo lo encuentras en Internet, hay infinidad de páginas Web con recomendaciones de cómo hacer un CV y además hay cosas que por mero sentido común deberían saber, como por ejemplo, poner en el CV una selfie en plena fiesta ¡No está bien! No puedo creer que no sean serios y pongan una foto así. Si se van a tomar una selfie porque no tienen una foto reciente de estudio, por lo menos tomen la selfie donde en el fondo no se vean cosas inapropiadas.
Y finalmente, la entrevista. Me ha tocado citar a gente que nunca llega y no tiene la delicadeza de llamar para avisar que no se presentarán o quienes llegan muy tarde. Eso es una falta de responsabilidad y de respeto. Si nos avisaran que ya no asistirán, los reclutadores podemos usar ese tiempo para agendarle una cita a alguien más y de igual modo, cuando llegan tarde, nos ven obligados a ya no recibirlos o a hacerles una entrevista exprés en la que ya no se cubren todos los puntos a analizar, dado que se nos junta con la siguiente entrevista programada.
Recuerden también que la presencia es importante. He visto gente que llega en jeans, con tenis y con el almohadazo en la cabeza. También he visto gente que saca su CV totalmente arrugado y lo extiende en mi escritorio, queriendo quitarle las arrugas con las manos.
¿En serio creen que con esa actitud voy a poner en sus manos los proyectos que le van a entregar a mis clientes? ¡Ya me los imagino enviándolos a una cita de trabajo con uno de mis clientes y dejando en vergüenza el nombre de mi empresa por presentarse con el proyecto todo arrugado y en la facha total!
De igual modo, me ha pasado que al iniciar la entrevista y preguntarles si saben a qué se dedica mi empresa responden con un “no sé, es que mandé mi curriculm a varios lugares y pues ya no sé exactamente quienes son ustedes”. ¿En serio creen que dan una buena impresión diciendo que no tienen ni idea de en qué empresa están?
Entonces ¿hay o no hay trabajo? Probablemente no existan las vacantes suficientes para cubrir la demanda laboral del mercado, estoy consciente de ello, pero de lo que sí estoy segura es de que los candidatos tampoco se están esforzando por quedarse con esos empleos que sí existen.
El “no tener experiencia” no es un pretexto ni una limitante. Por ejemplo en mi caso, prefiero que no tengan experiencia y capacitarlos, pero sí me interesa que tengan buena actitud, que sean responsables, que tengan esas ganas de comerse al mundo de un solo bocado.
¡Aplíquense chavos! No digan que nadie los contrata porque “el sistema es malo” porque “las empresas ponen trabas” o porque “no hay trabajo”, mejor pregúntense qué están haciendo mal y busquen cómo mejorar. ¡Ofrezcan soluciones! En las empresas queremos gente que resuelva problemas, no que nos genere nuevas broncas.
Dicho lo cual, les deseo una fructífera búsqueda de trabajo a aquellos que andan en ese camino y para los afortunados que ya tienen un empleo, cuídenlo y demuestren que merecen seguir ahí y que pueden incluso aspirar a algo mejor. Si todos nos esforzáramos, fuéramos más productivos y diéramos lo mejor de nosotros mismos, se reflejarían los resultados, no sólo en nuestras vidas, sino en consecuencia, en las empresas y en nuestro país.
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