La vida es como toda una metrópoli donde cada camino nos lleva por un lugar distinto, sólo que en ella se llaman “decisiones”.

En la gran ciudad, cuando elegimos un camino no sabemos si nos va a tocar mucho tráfico o estará desierto, especialmente si vamos por un lugar que no conocemos, quizá hasta nos metamos a un callejón sin salida (suponiendo que aún no existen los gps’s e ignorando un poco el caos vial que se vive a diario en el DF).

En la vida nos pasa igual, hay decisiones de las cuáles estaremos orgullosos porque nos conducirán al éxito o nos llenarán de satisfacciones y hay otras que nos van a llevar por un camino pedregoso en el cuál quizá nos tropecemos cientos de veces; es posible que terminemos arrepentidos o que por el contrario demos nuestro mejor esfuerzo para triunfar.

Pero… ¿qué pasa cuando nos quedamos en un sólo camino y no salimos de ahí? Imagínate que vas en tu coche, te metes en una calle y decides pisar el freno y no existe poder humano que haga que te muevas de ahí. De pronto ya tienes a otros cientos de coches esperando atrás de ti, no los dejas avanzar. Podrías ocasionar un caos.

Cuando en tu vida pones un freno, no sólo dejas de aprovechar nuevas oportunidades, también hay gente que no puede avanzar porque en ese momento te conviertes en un obstáculo. Cada camino, cada decisión es una oportunidad de alcanzar nuevas metas.

Generalmente cuando ponemos ese famoso freno es cuando caemos en nuestra zona de confort, ¡Claro, estamos tan cómodos y nos sentimos tan protegidos que nos da flojera volver a esforzarnos! Y si no actuamos en ese momento ¡Sorpresa! Estamos a unos centímetros de caer al abismo de la mediocridad.

¿Por qué no te decides y tomas nuevos caminos? ¡Ya cámbiale! Seguro te estás perdiendo de mucho. Sal de la rutina diaria, cambia tu recorrido, toma un nuevo camino para llegar a casa, a tu trabajo, a alguna cita, ¡pero no sólo eso!, también date la oportunidad de tomar nuevas decisiones, no te quedes estancado. Toma un curso de otro idioma, haz ejercicio, cambia tus hábitos alimenticios, regálale tiempo a las personas que amas, cambia de trabajo o de casa, disfruta de una película o de un libro.

Decisiones grandes o pequeñas, unas cuestan más que otras, algunas nos dan más satisfacción. Puedes empezar con las pequeñas, practica para que cuando tomes decisiones grandes te cueste menos trabajo. Nunca es tarde para empezar, lo importante es que seas feliz y que sigas creciendo porque cuando estás bien las personas que te quieren y que te rodean también lo están.

Caminos y decisiones te están esperando.