Autor: nerostarmoon

Los propósitos de año nuevo

Generalmente cuando finaliza un año, todo mundo hace su lista de propósitos para recibir al nuevo, pero ¿Cuántos de esos propósitos se cumplen realmente? ¿Cuántas personas son consistentes con su listado y cumplen cada punto durante los 12 meses?

Generalmente la emoción del año nuevo te hace empezar con todo el entusiasmo esforzándote por ir al Gym, dormir las horas necesarias, comer sanamente y todo lo que hayas puesto en tu lista, pero para febrero como que ya empieza a pesar y comenzamos a bajarle de rayitas al esfuerzo.

Ya estamos en Marzo y seguro muchos ya abandonaron unos cuantos puntos de sus respectivas listas y hoy heme aquí posteando esto a las 11:16 de la noche, cuando estaba a punto de dormir, porque recordé que no había escrito nada en el blog y uno de mis propósitos del año fue escribir algo aquí diario, es decir, todos los días debo dejar algún post en el blog y hoy no podía romper con ello.

Ésta semana prácticamente no he tenido tiempo de buscar info importante que transmitirles, pero en cuanto organice mi tiempo de nuevo les traeré datos que les sirvan, aparte de estos posts filosóficos y de toque personal.

Recuerden que también posteo en http://blog,telaio.com.mx por si quieren darse una vuelta por allá, ayer escribí acerca de un evento que organiza «Neurona Digital». Y también me encuentran en http://plavibild.com con otro tipo de posts un poco más noticiosos sobre la vida en general.

Regresando a lo de sus propósitos, no los abandonen, a veces es pesado pero cumplir con algo por voluntad propia nos vuelve más disciplinados, así cuando debas cumplir con algo impuesto por alguien más te costará menos trabajo.

Quien menos te imaginas.

Cuando te conocí me caías mal, tanto que no quería ni toparme contigo en los pasillos de la escuela.

La vida se empeñaba en provocar que te encontrara varias veces al día y yo sólo trataba de huir escondiendo mi cara tras un cuaderno o algún compañero con tal de no dirigirte el saludo.

Nunca había platicado contigo, simplemente me caías mal, así como me cayeron mal otras personas que hoy en día son mis mejores amigos. Siempre me pasa eso.

Un día, la vida volvió a empeñarse en ponernos en el mismo grupo, ¡No sólo eso! nos puso en el mismo equipo de trabajo, como película para adolescentes de Disney, ahí estábamos tú y yo, sin pareja para trabajar en clase y el profesor dijo «Tú y… tú ¿Por qué no tienen pareja? ¡Trabajen juntos!». Sentí que el mundo se me venía encima y quería salir corriendo de ahí, no hay nada más horrible que trabajar con la persona que peor te cae y de pronto tras haberte odiado por no sé cuántos cuatrimestres me olvidé por completo de las instrucciones del profesor y comenzamos a platicar sobre nuestras vidas. Era como si te hubiese conocido desde hacía mucho tiempo.

El ejercicio de la clase terminó y nosotros permanecíamos de pie en el centro del salón, era como si hubiesen congelado el tiempo, no sabíamos lo que pasaba a nuestro alrededor, hasta que alguien nos gritó «¡Hey, siéntense, el ejercicio ya terminó!

Así comenzó la historia hace 4 años. No sé en qué capítulo vamos, pero ya quiero saber lo que pasará en el siguiente.

Ayer fue «El día» (Revisión de Books SDV10)

Ayer fue uno de los mejores días de mi vida, me gané un Bronce en el Simulador de Vuelo (SDV) y eso me ha hecho inmensamente feliz.

Necesito mejorar todavía mis piezas, pero es un buen inicio, significa mucho para mi.

El Simulador de Vuelo, para los que no sepan es una escuela de Creativos, si quieres entrar al mundo publicitario lo mejor que puedes hacer es inscribirte en el Simulador porque te enseñan a trabajar como se hace en una agencia real, todos los que imparten el curso son personas muy talentosas, creativos que han destacado en el medio y que comparten experiencia y conocimiento con los que apenas estamos empezando.

Desde hace aproximadamente 2 años moría por inscribirme, pero alguien se empeñaba en decirme que no valía la pena porque yo no era una persona creativa, me tomé muy en serio ese comentario y en dos o tres ocasiones en que lanzaban convocatoria para unirse al SDV terminé diciendo «no es para mi».

En Septiembre del año pasado supe que nuevamente se abriría grupo para el «Curso de Creatividad» y me dije «Quiero entrar y lo voy a hacer, no me importa lo que digan los demás» y me inscribí.

Es una de las mejores decisiones que he tomado en la vida porque el mundo de la publicidad en verdad me apasiona, pero no niego que en muchas ocasiones sentí miedo porque en mi mente se repetía constantemente la pregunta «¿Y si no soy creativa?», especialmente cuando alguno de los creativos nos revisaba tareas y me hacía pomada diciendo que había hecho un buen intento pero que siguiera pensando en más ideas.

Traté de esforzarme lo más que pude y sé que me faltó echarle aún más ganas, porque muchas cosas se atravesaron en mi vida justo de Septiembre para acá y no tenía la mente tan despejada como debería.

Aún así me quedé con el Bronce y casi lloraba de la emoción. Valió la pena, no sólo el haber sido parte de la generación 10 del SDV, sino todo lo que me ha pasado en estos meses porque de todas esas cosas he aprendido bastante.

Finalmente estoy lista para una nueva aventura, sigo definiendo aún muchas cosas en mi vida, pero de algo estoy completamente segura, no me voy a detener, tengo que crecer y llegar aún más alto.

Hoy este post suena demasiado personal, como una página de mi diario, pero es algo que quería compartir. Gracias.

Próximamente subiré el Book.

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Subió el pasaje en el Edo. de México

Así es, ya se habían escuchado rumores de que iba a subir el costo del pasaje en el Estado de México y finalmente entre la semana pasada y ésta, las rutas que comunican dicha zona.

El mínimo ha quedado en 7 pesos. ¡Sí, $7.00 pesos! Cuando antes era de $5.50 Siento que fue demasiado, ¿Ustedes qué opinan?

Cuando tu twittstar favorito no te pela.

Una ventaja del twitter es que puedes seguir a quien tú quieras y usarlo para lo que se te dé la gana, yo en mi caso, aparte de desahogar frustraciones, informar lo que hago y difundir información de interés, principalmente, también acostumbro seguir a personas que me resultan interesantes y que se dedican a lo mismo que yo o a actividades a las que quisiera dedicarme.

Twitter puede ayudarte mucho para compartir información con colegas que quizá no conoces en persona. Mi idea es que puedes aprender de ellos y seguro también ellos pueden aprender de ti.

Poco a poco he ido acumulando en mi lista de la gente que sigo a personas que se dedican a la publicidad, gente de arte, de copy, personas de social media, gente de agencias digitales, programadores, diseñadores y comunicólogos, no sólo de México sino de diferentes países; etc.

Hay gente que en verdad admiro mucho, que soy fan de sus trabajos y de sus proyectos, por eso los sigo, para mí seguir a alguien como ellos me deja más que seguir a un artista de la televisión o de la radio.

Pero ¿Qué pasa con algunos de ellos? Se creen paridos por los dioses. No soy la única persona que los admira ni que los sigue, hay cientos o miles y todos enviándoles tweets de «Eres grande, tu proyecto es la neta, quiero trabajar contigo, bla, bla, bla» Supongo que ya se sienten como artistas correteados por los reporteros y de pronto toman una actitud de «No te responderé nunca pobre mortal«.

Nunca he torturado a alguien con tweets constantes con tal de que me conteste, ni lo haría, es más ni siquiera lo he hecho con @Juanes, el único artista a quien realmente me interesa seguir y que a pesar de su fama de repente le escribí comentándole algo y me ha contestado 2 veces.

Pero bueno, regresemos al tema de los twittstars que no me responden. Ahí estoy yo, viendo mi timeline, aprendiendo de «los grandes» como yo los considero, pero a veces no tan grandes porque yo también sé mucho y seguro cosas que yo sé ellos no las saben y viceversa, ahí es donde debería ayudarnos la interacción del twitter, en compartir conocimiento, pero no, no te pelan, pareciera que les pides limosna.

No puedo creer que hasta personas que salen en la televisión me han enviado respuesta en varias ocasiones y la gente que es como yo no lo haga.

Le escribí a alguien a quien admiraba muchísimo un comment en su blog diciéndole que estaba totalmente de acuerdo con su forma de pensar, que me sentía identificada, que había pasado por una situación similar, y –¡gracias por participar!- obtuve cero respuesta, hasta le mandé un tweet diciendo «te dejé un comment en tu post de hoy» y no recibí ni un miserable «gracias».

Así como él, van como unas 3 personas con las que me ha pasado algo muy similar. Y mientras veía como sus followers los seguían adulando y diciéndoles «Eres grande» (sí lo son, eso no lo pongo en duda) un día simplemente me limite a responder un tweet a uno de ellos aportando información que él no sabía, de inmediato capté su atención y hasta tuve el honor de que me siguiera, casi muero de la emoción, se trataba de un tema en el que yo sabía un poquito más que él, pero al terminar la discusión de nuevo me dio unfollow y tras el severo trauma que me ocasionó su acción le di unfollow también.

Con otro pasó algo parecido, simplemente le comenté algunas cosas relacionadas con registros de dominios y hospedajes, temas de los cuáles sé un poquito (o tal vez mucho) más que él y también volteó a verme, pero la magia no duró mucho tiempo.

Y uno de los más difíciles, alguien que nunca en la vida me había pelado,  que en conferencias se pinta como el amigo de todos diciendo «contáctame por twitter para lo que necesites» pero que cuando le mandas un tweet es como enviarlo a un enorme agujero negro en donde nunca obtendrás respuesta, me hizo caso el día en que critiqué uno de sus proyectos y si el tweet no se limitara a 140 caracteres seguro mis comentarios lo habrían hecho cambiar al menos una gran parte de lo que ya llevaba trabajado porque mis críticas eran numerosas.

Hablo de lo que sé y tal vez no sea la mejor del mundo en muchas cosas, pero la experiencia que tengo me permite opinar, criticar y compartir información y si todos compartiéramos un poquito de lo que sabemos sería maravilloso, me resulta egoísta que gente que según quiere mejorar el medio se limite a tuitear con los de su círculo (el que trabaja en el escritorio de junto, el que comparte oficina con él, su mejor amigo) enviando incluso tweets como «te vi que llegaste tarde y ni siquiera te acercaste a saludarme». No les estoy pidiendo que me digan en su timeline el know how de sus negocios, pero definitivamente mucha gente a la que yo admiraba me ha decepcionado y he dejado de seguirlos porque con esa actitud nada más me hacen enojar.

No soy de las personas que ruegan por atención, si como fan de Juanes no lo hago, mucho menos como simple mortal para captar la atención de otros «simples mortales«.

Agradezco a todos aquellos que no se las dan de divas y sí han interactuado conmigo, sigo a mucha gente valiosa, espero seguir aprendiendo cosas de ellos y que ellos también puedan aprender cosas de mi.

¡Maldita menstruación!

Sin duda una de las cosas más horrorosas que puede tener la vida de una mujer es la menstruación,  acompañada de esos desagradables cambios hormonales que nos atormentan mes a mes.

Te platican en la primaria que tu cuerpo va a sufrir ciertos cambios porque tus órganos sexuales están madurando, pero nunca te imaginas cómo va a ser todo en la vida real.

Recuerdo que fue en 6º de primaria cuando vimos esos temas y en casa también me empezaron a platicar. En ese entonces pensé que la menstruación era como ir al baño y hacer pipí, pero que en lugar de pipí saldría sangre una vez al mes y listo, es decir creí que todo se solucionaba con una visita al baño y te olvidabas del asunto.

¡Ah sí, claro!!!!! Por supuesto que no es así.

Entré a la secundaría y la mayoría de las niñas ya habían experimentado su primera menstruación, todas se emocionaban y lo consideraban como lo mejor que les podía pasar en sus vidas. Nunca entendí por qué tanta felicidad si a partir de ese momento cada mes estaban sufriendo porque se les olvidaba la toalla o porque querían saber si se les notaba que la traían puesta o porque se tenían que estar cuidando de no mancharse. No parecía nada cómoda la situación pero como para todas era lo máximo comencé a preguntarme cuándo me iba a pasar lo mismo, hasta que me llegó el momento.

La verdad no fue nada significativo, no me emocioné, no me asusté, creo que mi mente estaba en blanco, sin embargo obviamente cambió mi vida.

Afortunadamente tenía ciclos normales y no me quitaba el sueño preocuparme por todo lo relacionado con el tema, pero el resto de mis compañeras, meses después, ya no presumían el gran acontecimiento ni lo veían como lo mejor que les había pasado, su percepción cambió por completo y ahora todo era queja tras queja. –Es que se me adelantó y no traigo toalla, es que no me ha bajado, es que me manché, es que la toalla se me mueve cuando camino, es que se me nota que camino raro, es que … es que… –

Después entré a la prepa y mis nuevas compañeras también se quejaban, tal vez ya no de tantas cosas como en secundaria pero ahora escuchaba que las hormonas les generaban cambios de humor, que a veces se enojaban fácilmente o se deprimían, que los cólicos las hacían retorcerse del dolor y yo seguía sin entender por qué todas sufrían y se quejaban si yo no sentía dolor, no me cambiaba el ánimo, tenía ciclos regulares y no me preocupaba nada. ¿Acaso yo era anormal?

Nunca lo entendí hasta hace un par de años en que empecé a sentir cólicos y me asusté, nunca había sentido ese dolor que efectivamente a veces provoca que te retuerzas como gusano en comal caliente. Empecé a experimentar esos cambios de ánimo de los que todas las demás hablaban y empecé a tener ciclos irregulares. Fue entonces cuando entendí el significado de “¡Maldita menstruación!

Y es que es cierto, ¡No inventen! Es horrible tener que estar cada mes con esos dolores intensos, a veces hasta es necesario tomar algún medicamento que lo disminuya y luego eso de pasar, 3, 4 o los días que te dura el sangrado soportando las incomodidades que éste conlleva. Si los ciclos son irregulares tienes que acostumbrarte a ir preparada con alguna toalla por si acaso se le ocurre llegar en un mal momento e ir al ginecólogo porque seguro algo anda mal.  ¡Es horrible!!!!!!

A veces me quejo, me enojo y maldigo porque a los hombres no les pasan cosas como estas y para ellos es muy fácil a veces decirte “tómate una pastilla para que se te pase el dolor” cuando uno se siente de la fregada y en ocasiones hasta sin ganas de salir de la cama.

Pero si creen que tener que soportar la menstruación es lo peor de la vida, no estén tan seguros. Creo que a pesar de odiarla, lo peor es cuando no llega. ¡Sí! Cuando ya estás preparada para que cierto día aparezca y nada. Pasan dos días y no hay rastro, pasa una semana, a veces pasa un mes y no llega.

Podría ser maravilloso tener que olvidarse por un mes de todas esas incomodidades, pero por el contrario te sientes mucho peor porque significa que algo anda mal, si no tienes vida sexual activa puede ser que tengas algún problema, que quizá el estrés te haya provocado un retraso y entre que tu mente trata de descifrar lo que sucede y te haces a la idea de que es tiempo de ir al médico pero que le vas a dar unos días más para ver si ya te baja, el estrés aumenta, las hormonas hacen de las suyas y es como volverse loca. Y si ya tienes una vida sexual activa y no tenías planes de embarazarte. ¡Uh! Es todavía mucho peor porque tu mente ya se está imaginando lo peor -seguro el condón no funcionó, es que no puede ser, es que me tomé la pastilla de emergencia, es que siempre me he cuidado, es que…-

¡Qué trauma! Entonces, que te baje es horrible y que no te baje es igual o peor de horrible. ¿Tenemos otra opción? Creo que no, así que no nos queda más que aguantar ese lado feo de ser mujer y disfrutar de otras ventajas que poseemos, pero ese ya es otro tema para un nuevo post.

XXXI Feria del Libro en el Palacio de Minería

El sábado me enteré en una conversación fiestera que estaba la Feria del Libro en el Palacio de Minería y a pesar de que no era mi intención visitarla ayer asistí. ¡Está enorme, hay más libros de los que imaginé ver ahí!

Se encuentra ubicada, como ya dije, en el Palacio de Minería (Tacuba 5, Centro Histórico, DF).

El último día de la Feria es el 28 de Febrero, este fin de semana, así que si quieres ir aprovecha.

En cuanto a costos de admisión, están de la siguiente manera:

$15.00 público en general
$10.00 personas de la tercera edad, maestros y estudiantes con credencial y niños menores de 6 años.

Además de ver y comprar libros también puedes asistir a mesas redondas, presentaciones, talleres y otras actividades previamente programadas.

Para mayor información entra a la página http://feria.mineria.unam.mx

estarVivo

La proactividad marca la diferencia.

Hace como 3 años me llegó un mail en el que se cuenta la historia de dos trabajadores de una empresa, uno lleva más tiempo en ella y se encuentra frustrado porque su compañero que lleva menos tiempo acaba de ser ascendido.

Me encantó porque es un excelente ejemplo de la diferencia entre una persona que es proactiva y una que no lo es y es que algunos nacemos con eso y otros no, pero también si la empresa fomenta que su gente aporte un poquito más se puede crear una maravillosa relación «ganar-ganar» porque si un empleado aporta no sólo la empresa gana sino él también.

Me costó mucho encontrar de nuevo el texto pero por fin lo tengo gracias al Blog de Todo Positivo

A continuación la historia, espero les agrade.

Juan trabajaba en una empresa hacía dos años. Era muy serio, dedicado y cumplidor de sus obligaciones. Llegaba puntual y estaba orgulloso de no haber recibido nunca una amonestación. Cierto día, buscó al gerente para hacerle un reclamo:

– Señor, trabajo en la empresa hace dos años con bastante esmero y estoy a gusto con mi puesto, pero siento que he sido dejado de lado. Mire, Fernando ingresó a un puesto igual al mío hace sólo seis meses y ya ha sido promovido a supervisor.

– ¡Ajá! -contestó el gerente. Y mostrando cierta preocupación le dijo-: Mientras resolvemos esto quisiera pedirte que me ayudes con un problema. Quiero dar fruta para la sobremesa del almuerzo de hoy. Por favor, averigua si en la tienda de enfrente tienen frutas frescas.

Juan se esmeró en cumplir con el encargo y a los cinco minutos estaba de vuelta.

– Bien, ¿qué averiguaste?
– Señor, tienen naranjas para la venta.
– ¿Y cuánto cuestan?
– ¡Ah! No pregunté.
– Bien. ¿Viste si tenían suficientes naranjas para todo el personal?
– Tampoco pregunté eso.
– ¿Hay alguna fruta que pueda sustituir la naranja?
– No lo sé, señor, pero creo que…
– Bueno, siéntate un momento.

El gerente cogió el teléfono e hizo llamar a Fernando. Cuando se presentó, le dió las mismas instrucciones que a Juan, y en diez minutos estaba de vuelta. El gerente le preguntó:

– Bien, Fernando, ¿qué noticias me traes?
– Señor, tienen naranjas, las suficientes para atender a todo el personal, y si prefiere, tienen bananos, papayas, melones y mangos. La naranja está a 150 pesos el kilo; el banano, a 220 pesos la mano; el mango, a 90 pesos el kilo; la papaya y el melón, a 280 pesos el kilo. Me dicen que si la compra es por cantidades, nos darán un descuento de diez por ciento. Dejé separadas las naranjas, pero si usted escoge otra fruta debo regresar para confirmar el pedido.
– Muchas gracias, Fernando. Espera un momento.

Entonces se dirigió a Juan, que aún seguía allí:

– Juan, ¿qué me decías?
– Nada, señor… eso es todo. Con su permiso.

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El día que fui al Office Max

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Hacía años, pero en serio años (como unos 4) que no me veía en la necesidad de ir a imprimir a algún lugar, pero dado que mi impresora no tiene tinta y que las pocas veces que imprimí en algún café Internet obtuve impresiones de muy mala calidad decidí ir al Office Max de Satélite.

Tenía una entrevista de trabajo y necesitaba imprimir curriculums así que llego al Office y como toda una novata en el asunto me acerco al área de computadoras para saber cómo funcionaba eso de las impresiones, si cada quien imprime lo suyo o si algún encargado manda el archivo; etc.

El lugar estaba atascado de gente, todas las computadoras ocupadas. Los «chicos Office» que estaban dentro del mostrador no se veían muy hábiles y estaban ocupados, así que esperé al que andaba afuera ayudándole a la gente que estaba usando las computadoras, además tenía una playera de «¿En qué puedo ayudarte?» o algo así decía el mensaje.

Tardó en desocuparse y creo que muchas personas querían recibir su ayuda, cuando por fin dejó de hablar con una clienta corrí hacia él y le pregunté «¿Para imprimir yo lo mando o te doy mi USB?» y me dice «Mándalo tú en cualquiera de esas dos computadoras» mismas que estaban ocupadas por gente que supuestamente iba a imprimir. (Prepárense porque este post pinta para ser bastante largo, tan largo como mi estancia en ese lugar).

En una computadora estaba una señora. En teoría lo que iba a imprimir estaba en su correo de Yahoo, así que entró a la página, tecleó «de a dedito» (tecla por tecla con un sólo dedo) su dirección y posteriormente su contraseña y ¡Adivinen! «Contraseña incorrecta». Hasta ese momento yo todavía no me desesperaba y me dije «¡Qué bueno que no me formé atrás de ella porque creo que va a tardar!»

La persona frente a mi era una chica como de entre unos 27 y 30 años, supuse que ella sería más rápida, pero también tardaba demasiado, intenté echar un vistazo a lo que hacía y creo que no se encontraba preparando su archivo de impresión sino que estaba haciendo más cosas, además hablaba por teléfono; siendo que esas dos computadoras son sólo para mandar a imprimir y deberían hacerlo rapidito.

Respiré profundo, miré a mi alrededor, cada vez había más gente y el «Chico Office» al que le pregunté volvió a pasar cerca de mi y le señalé a las dos personas haciéndole una cara de «son más lentas que una tortuga en reversa«. El chico como que quizo hacer algo por mi, pero tenía a más gente hablándole y corrió a ayudarlos.

Volteé a ver de nuevo el monitor de la señora. Seguía intentando entrar a su correo de Yahoo y no lo conseguía, de pronto dice «Creo que también me lo mandaron a Gmail» -Se le iluminó el cerebro- Me dije.

Entra a su Gmail, mete usuario y contraseña y… (redobles, por favor) ¡Contraseña incorrecta! -¡Hija de su madre!-

Intentó e intentó y en eso la persona que estaba delante de mi desocupó la computadora. Me apresuré felizmente, inserté mi USB, no sé cuánto tiempo llevaba ahí pero creo que ya era mucho y comenzaba a ponerme nerviosa, a pesar de haber salido de mi casa 3 horas antes de la cita. Abro mi archivo, mando a imprimir, me sale un mensaje de error, con la prisa no lo leí, le di aceptar, no pasó nada, volví a mandar a imprimir, me salió el mismo mensaje, de nuevo no lo leí, le di aceptar, aceptar, aceptar las veces que fue necesario y salir. (Resulté igual de bruta).

Llego al mostrador, me encuentro con el mismo «Chico Office» nuevamente rodeado como de 5 personas, todos pidiéndole sus impresiones o ayuda con otras cosas y le pregunto «¿Salieron mis impresiones?»

Desafortunadamente no salieron, así que fue a ayudarme, agarró mi USB y fue a otra computadora a enviar las impresiones. Para ese entonces las 2 compus de impresión continuaban ocupadas, y afortunadamente una de las computadoras que te rentan estaba vacía, desde ahí envió mi archivo.

Por fin las envió y me dice «Van a tardar en salir porque antes de lo tuyo mandaron a imprimir más cosas». Efectívamente tardaron mucho.

Mientras esperaba a que salieran otra señora le pidió ayuda para enviar por mail unos documentos, así que el chico tuvo no sólo que escanearlos sino también entrar al correo de la señora y enviarlos. Descubrí que ya mucha gente «no hábil» con la tecnología hace trámites por Internet pero recurren a alguien más para que les ayude.

Después de todo eso mis impresiones apenas iban saliendo. La señora que le pidió que enviara sus documentos aprovechó para preguntar el costo de una impresión en plotter (aclaró que quería saber por mera curiosidad), otra señora se puso a preguntarle sobre las diferencias entre una impresión en couché y opalina y ya que yo llevaba un buen rato ahí y que la sesión de preguntas y respuestas parecía no terminar también decidí investigar el costo de unas impresiones que debo hacer en estos días.

Tras mil años de espera por fin salieron mis impresiones y salí corriendo de ahí (obvio pagué antes de salir).

Y la moraleja es (en realidad no es una moraleja sino las observaciones generales):

  • Tache por todo el tiempo que estuve ahí.
  • Tache porque una persona no es suficiente para atender esa área (había uno en plotter y dos en la computadora que manda las impresiones al plotter, se veían ocupados pero no tanto como el otro chico).
  • Tache para la señora que nunca recordó su contraseña.
  • Tache por no vigilar el tiempo que la gente tarda en las computadoras que son sólo para impresión.
  • Y la única palomita y hasta con aplausos es para el «Chico Office» que me atendió, que a pesar de andar de aquí para allá, de tener a mucha gente hablándole a la vez, de tener que ayudar a las personas que no pueden hacer las cosas por sí mismas porque se les dificulta, en todo momento fue muy amable, buscó cómo resolvernos el problema a cada uno de los que estábamos ahí y sobre todo era entusiasta y no dejaba de sonreir. Creo que si contrataran a otros 5 igualitos o si lo clonaran el tiempo de espera se reduciría exageradamente y todos saldríamos de ahí felices y bien atendidos.